Décimas autobiográficas de Valentina Guajardo
La princesa y su vida rota
Le llegó la luz de un golpe,
un diciembre cegador,
empapada de sudor,
nació frágil,¡se corrompe!.
Ser de Cristal que se rompe,
de tez casi transparente,
“la princesa diferente”.
Su madre desconcertada
en madrugada quebrada,
ay, le llora y se arrepiente.
Desconoce cómo criar
tal retoño prematuro,
-¿y cómo darle un futuro?,
¡ni la puede acariciar!
El tiempo le enseña a amar.
La niña se vuelve fuerte,
su debilidad revierte.
La madre ahora le aprecia,
pero impone una exigencia,
¡Ser perfecta hasta la muerte!
Ley “cero debilidad ”,
-la niña debe cumplir,
siempre hay que sobresalir,
-creará seguridad,
una personalidad.
Se le basa la enseñanza
en ideal que no alcanza.
La niña tratando sufre,
errores ve y los encubre.
No puede con la ordenanza.
Princesa sigue creciendo,
logra las mejores notas.
Pánico ante las derrotas,
ideales asumiendo,
la educación conociendo.
Organismos exigentes,
¡oh!, le perturban su mente.
La mantienen limitada,
sus juzgadoras miradas,
debe seguir sus corrientes.
Solo esa vida mantiene,
que le deprime y le agota
y que hasta incluso le explota,
pero es lo que le “conviene”.
Un día eso se detiene,
porque aparecen dos almas
que a la niña le dan calma.
Nace una bella amistad,
despeja la tempestad,
y enciende la nueva llama.
Un detalle de armonía.
Hay mágica conexión,
un amor en construcción,
la niña está en compañía.
Van en misma sintonía
la princesa y sus amores,
se liberan en colores.
Cuando se juntan sus seres,
mezclan todos los saberes,
y olvidan to' los dolores.
!Ah¡, de pronto se derrumba
la alegría pasajera.
Primavera traicionera
al padre lleva a la tumba.
Se caen a la penumbra
las ilusiones creadas.
Colapsantes las llamadas
gente avisando la muerte.
Continuo dolor se advierte.
Emociones afectadas.
Desaparece un pedazo,
ese conjunto se quiebra.
La soledad se apodera.
¿Pero dónde queda el lazo?
La unión se vuelve rechazo.
La familia se separa.
-Ojalá el dolor parara.
Su duelo vive cada uno
se refugian en consumo,
como si la fé dejaran.
La princesa sola está.
Aprende la independencia,
sin apoyo en la experiencia.
Pronto la ruina vendrá,
su mente se agotará.
Por ahora solo vive
y por obligación sigue.
Su mente es la traicionera
que la lleva, a la primera
al predecible declive.
Un día una idea llega,
que la hace sobrepensar,
sus problemas precisar,
y sufrimientos agrega.
La inseguridad despega,
no se siente suficiente
para ser más eficiente.
Su mente se llena de odio,
dirigido a su ser propio.
-Vivir de una adolescente.
Se colapsa de exigencias
la agónica asfixia sube,
un mártir hasta las nubes,
y ella solo se sentencia.
No medita consecuencias,
y en un punto se reúnen
sus penas en un cardumen.
En un cardumen de crisis
que expresa como en elipsis,
mudas ansias que seducen.
Ansias de autodestrucción,
que la llevan con maldad,
a saciar necesidad
a efectuar consumación.
Uff, una fallida acción.
Gracias a la buena suerte
que no terminó en cruel muerte.
La princesa se salvó
pero males conservó.
La esperanza queda ausente.
La vida sigue pasando
y habita debilidad,
quiebre en la seguridad.
Su cuerpo va agonizando,
su mente solo vagando.
La princesa se haya pérdida
-¿Tiene sentido la vida?
Tanto pasó, ya no siente,
pues ya tuvo suficiente.
Ya ni piensa, sólo olvida.
Un mal mundial aparece
con gritos de enfermedad.
Caos en realidad,
-¡Pronto, todos a esconderse!.
Va la princesa y obedece.
Se sucumbe al aislamiento,
que despierta el sentimiento
de otra vez adolecer.
No tiene más quehacer
que sumirse en pensamientos.
Distante del exterior
el malestar empeora.
Impotente, sólo llora
ante el dolor interior,
quiere serle superior.
Un día entonces decide
ganarle al mal que le impide
lograr la tranquilidad,
cubrir su fragilidad.
Y busca algo que la cuide.
Su protección ante todo.
Con el tiempo se prioriza,
nueva ilusión analiza.
Rebusca una luz en todo.
Cambia el aislado periodo
¡Princesa puedes salir
nuevos mundos descubrir!
¡Sí!, recuerda esas bellezas
y elimina las tristezas.
¡Ilumina tu sentir!
Ella aprende a ver color
dentro del oscuro mundo.
Su vida avanza en segundos
pero entre cada temblor,
ella consigue valor.
Se enfrenta a nuevos temores,
surgiendo de los errores.
Aún teme ante el futuro
que se convierte en un muro.
hum... ¿vendrán tiempos mejores?
Ella camina así mismo
con sus gozos y pesares,
esperando solo azares.
Pero hay rastros del abismo,
a pesar del optimismo.
La princesa aún explota,
su mente también le agota.
Como no todo se olvida,
aún persiste la herida.
La princesa sigue rota.
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