Décima autobiográfica de beatriz

 


Cronología de un tulipán 

Llegué a esta vida como una

flor, desde el amor de dos.

Así que esperaban ambos

que llegase el sol o luna,

¡Segunda opción! por fortuna,

porque un brote sol ya había,

¡Niña! de mí mamá intuía,

y justo como ella quiso,

pasó casi como hechizo.

Un inicio de alegría.


Al año fuí a caminar,

y de pasito, a pasito,

lográndolo de a poquito.

"Mundo" quería explorar,

mas nunca aprendí a nadar.

Probablemente, yo pienso,

me pegué más de un descenso.

Fue algo pequeño, seguro,

yo tampoco era un canguro.

Para mí es un paso intenso.


Al tiempo, partí a leer.

No me gustaba al inicio,

ahora es para mí un vicio.

La esperanza el poder creer,

nuevos mundos sueño ver.

Mundos de tinta, en hojas,

incluso en las letras rojas.

Las visiones tras mis lentes,

creando miles de mentes,

y palabras que me alojan.


Al año cuarto fue cuando

llegó otro lindo hermanito.

Pequeñito, peludito.

Llegó la casa mojando,

sucio, a papá abrazando.

En junio afuera llovía,

fue un momento de alegría,

¡Resultó ser color blanco!.

Ya no es sólo Bea y Franco,

Mota, él llegó ese día.


En año quinto, más menos,

llegó un niño peculiar.

Su amistad vino a obsequiar.

En sus días, yo relleno,

pequeño lugar ameno

Rayo de sol, nos decimos.

Un botón con él oprimo,

"Mejores amigos" dice,

la mejor amistad que hice,

Diego, amigo a quién rimo.


Comenzando el octavo año,

conocí mi gran pasión,

guardada, en un rincón.

Y de pintura acompaño,

cada lienzo, cada paño.

Primero en tradicional

hoy junto con digital.

Con lápiz creando un mundo,

amor al arte profundo.

No es para mí algo banal.


Llegando hacia la decena,

y corazón de cristal,

se fue ese pilar central.

Reinó en mi vida la pena,

y se congeló la escena,

sobre mi madre diciéndome,

triste, con mi alma partiéndome

"No tendría compañera".

Me rompí de esa manera,

el corazón entumiéndome.


A los once años, llegó.

Sin piedad, sin temor, lo hizo

mi autoestima deshizo.

Tourette, ella me traumó,

heme aquí llorando "no".

Gritos, lentas convulsiones

manifiestan emociones,

pero ella no llegó sola,

acompañada de otra ola,

una chica de traiciones.


Llegó ella, quien me difama.

Es una ella que no oyemos.

Es aquella que no vemos.

Aquella reina del drama,

tal como una joven dama.

Apuñala, y persigue,

a todo aquel que ella abrigue.

Sin temer poder romper,

buscando alma corroer,

a todos lados me sigue.


A la docena de edad,

fue cuando ví comenzar,

mi nueva pasión, danzar.

Para mí gran novedad.

Arte gusto en variedad.

Un gran nuevo desahogo,

otra forma en que diálogo.

Fueron aquellos cimientos,

arte en bellos movimientos,

algo de lo que no arrogo.


Con catorce, él llegó.

¿Quién fue él? nombre callaré.

"Primer amor" le diré.

Mi corazón se llenó,

en latidos que él causó.

Él era único en su clase.

Inevitable me atrape.

Lo bueno tiene final,

duele de forma brutal.

Espero él me recordase.


Con quince pude encontrar,

la cura a mi enfermedad,

ya no espiritualidad,

medicina en su lugar.

Pastillas debo tomar.

Así será de por vida,

y creo en cierta medida,

una gran salida fue,

en contra todo el estrés.

Apaciguó gran herida.


Dieciséis años de edad,

llegó un pequeño animal.

Esponjosa, muy especial,

pomposa felicidad.

Confortando mi ansiedad,

con su adorable presencia.

Ojos de tierna inocencia,

lindas, suaves orejitas,

causantes de mis sonrisas.

Una importante existencia.


No, no es tan interesante,

mi vida, es muy normal.

En verdad en el final,

no tengo, algún amante,

y tampoco soy arrogante,

solo aquí estoy, intentando

llenar y llenar, tratando

de finalizar tarea,

sentada, en la azotea,

biografía rellenando.


Quién diría me vería,

con diecisiete estoy aquí.

No me esperaba esto así,

aquí un día poesía,

narrando mi día a día.

Todo por lo que pasé,

viendo lo qué pasaré.

Conté todo lo posible,

sobre lo poco increíble.

Esta tarea cerré.


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